Vivimos tiempos convulsos en los que estamos enfrentando pandemias, catástrofes naturales y ahora mismo, una guerra en territorio europeo desencadenada por la invasión de Rusia a un país soberano e independiente como es Ucrania.
Ante tal avalancha de sucesos abrumadores aprender a desarrollarnos tanto a nivel personal como empresarialmente en un medio que podríamos catalogar como VUCA (Acrónimo inglés de Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) se está convirtiendo en un requisito para asegurarnos la supervivencia. Voy a centrar el análisis en las empresas y en concreto en la prevención de riesgos de sostenibilidad para pymes, sin perjuicio de que los seres humanos, como individuos llamados a asegurar la continuidad de nuestro planeta y civilización, estamos llamados también a hacer nuestra elección por la sostenibilidad.
Es fácil percibir la realidad que nos rodea y estar de acuerdo con la necesidad de desarrollar habilidades acordes al cambio de paradigma que vivimos. Sin embargo, no es tan sencillo marcarnos una hoja de ruta para orientar prioridades y estrategias empresariales de forma eficiente. Es preciso lograr transformar decisiones y objetivos para estar en consonancia con los acontecimientos que están conformando el escenario global en el que han de operar las empresas.
En este sentido, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcan un guion altamente clarificador desagregando por metas cada uno de los ODS para ayudar a las agentes del cambio (administraciones, sector empresarial, tercer sector y ciudadanos) a implementar acciones concretas, así como detectar los fallos que se están cometiendo y que pueden alejarnos de la consecución de un futuro sostenible. Es importante reseñar que al hablar de sostenibilidad estamos englobando tanto la prosperidad económica como el respeto por los derechos sociales y laborales como la preservación de nuestro planeta. Es cierto que son tres factores difíciles de conjugar y que en el sistema económico-social que hemos construido han sido en muchas ocasiones irreconciliables. Se ha primado el crecimiento económico dejando atrás a las personas y el planeta. Y es precisamente este esquema operacional el que no va a tener cabida en un escenario VUCA tal como hemos descrito.
Las empresas no van a poder operar como lo han venido haciendo en las décadas anteriores guiadas únicamente por la maximización de beneficios porque la inestabilidad social con precios al alza y ciudadanos perdiendo su poder adquisitivo demandará ajustes por parte del legislador para mantener la paz social. Por otra parte, el irreversible cambio climático provocará un escrutinio atento sobre cualquier actuación empresarial contaminante por parte de la sociedad civil además de normativa vinculante para paliar en la medida de lo posible los desastres medioambientales. Por último, y respecto a los derechos laborales y humanos, el sector empresarial estará bajo presión por cuestiones de reputación e imagen, así como por el imparable avance de la normativa en materia de diligencia debida obligatoria que exigirá a las empresas el respeto de estos derechos a lo largo de toda la cadena de suministro.
Ante este panorama la adaptación al cambio ya ha comenzado y las políticas de prevención de riesgos en sostenibilidad ya son implementadas por un número importante y creciente de grandes empresas. Los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) marcan las decisiones y estrategia en el medio y largo plazo de las grandes compañías. Por haberlo integrado como cultura empresarial, o por estar viéndose compelidas por la presión de los grandes fondos de inversión y las finanzas sostenibles que hacen que las entidades bancarias primen y premien las empresas alineadas con los ODS. Así mismo, las subvenciones y la atribución de fondos europeos como los Next Generation o las políticas de compra pública también toman en consideración criterios de sostenibilidad. Y a todo lo anterior se unen normativas como la ley de información no financiera, las normas sobre planes de igualdad o la futura directiva europea que exigirá la implementación de diligencia debida en derechos humanos y laborales con consecuencias jurídicas.
La preocupación por implementar un plan de prevención de riesgos de sostenibilidad para pymes dentro del marco general del comportamiento empresarial responsable es sólo una cuestión de tiempo. Y no de tanto, si tenemos en cuenta la rapidez con la que se desencadenan los acontecimientos en los últimos años y la necesidad apremiante de una agenda verde y sostenible como vía para poder salir adelante.
Las Pymes tendrán que entender y manejar el concepto de prevención de riesgos en sostenibilidad si quieren ser competitivas y permanecer en un escenario tan incierto y vulnerable. La imagen y reputación ante los consumidores e inversores va a ser más importante que nunca. El cumplimiento de legislación laboral y de derechos humanos será requerida por las grandes empresas o por las administraciones con las que se establezcan relaciones. La capacidad de atraer inversión y financiación también estará condicionada a la implementación y comunicación de un plan de prevención de riesgos en sostenibilidad y la adhesión a la Agenda 2030 y sus ODS.
Precisamente en LaToga Abogados Online entendemos, tal como afirmamos en la entrevista para el Dosier de Corresponsables, que «sólo con una hoja de ruta como la que representa la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible podremos hacer frente al mayor reto que tenemos por delante, mantener nuestro desarrollo y prosperidad de forma equitativa y en armonía con la naturaleza para poder frenar el cambio climático y asegurar la continuidad de nuestra civilización».
Por ello ofrecemos una interesante iguala jurídica a las pymes para la prevención de riesgos de sostenibilidad, fundamentada precisamente en una evaluación del impacto de la actividad empresarial en los ODS además de la prevención de riesgos laborales y una amplia cobertura jurídica.